No hay oro en el mundo, para pagar la destrucción de una
hoja de la región amazónica; no hay oro en el mundo que pague la contaminación
de nuestras aguas; no hay oro en el mundo que justifique se derrame una gota de
sangre de un ecuatoriano para proteger la economía de un país extraño al
nuestro; es insoportable aceptar que por treinta monedas de oro, el presidente
de la República traicione la esencia de nuestra nación que es amor y la unidad
entre ecuatorianos.
Correa debe renunciar y permitir que la sucesión
democrática se realice con pulcritud y dirigida por representantes de todos los
partidos y organizaciones civiles en Ecuador.
Los ataques con la fuerza
pública, a miembros de la comunidad Shuar, constituyen agresiva violación a las
Convenciones Internacionales y a la ley nacional sobre Derechos Humanos; coloca
en riesgo político a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
Para los ecuatorianos es
insoportable y doloroso mirar esta nueva manifestación de agresividad
extremista por parte del Gobierno nacional.
Una gota de sangre
ecuatoriana, derramada para defender intereses económicos, llevará a Correa a
los tribunales penales en el momento oportuno.
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